A diario se ven noticias de que la economía no viene bien, que la inseguridad cunde en las ciudades, que la intolerancia y la violencia es el pan de cada día, que somos menos humanos que antes, que el clima está más loco que nunca, que el tráfico es cada vez peor, que la justicia pasó a convertirse en injusticia, que el mundo está de cabeza o que simplemente las cosas no son como uno las quiere. Compadre, comadre, chibolo, chibola, así es la vida y lo más gracioso es que siempre ha sido así. Pero la vida no es para sufrirla, la vida es para aquel que - a pesar de todo - quiere ver las cosas positivas, es para aquel que le gusta ver el vaso medio lleno, que aprecia ver personas aún sonreír y agradecer por la calle, que aún cede el paso sin importar a quien, que prefiere confiar en lugar de juzgar, que sale y busca que las cosas se den sin esperar algo a cambio, es para quien disfruta aprender algo nuevo todos los días y para quien ve el futuro con optimismo. Es para aquel que sueña con dejar un legado para las sgtes generaciones, es para quien aún le saca el jugo a cada momento con su familia y se siente agradecido por ello, es para aquel que aún se atreve a escuchar los problemas de otra persona y le tiende una mano de ayuda y lo conforta, y sobretodo, es para aquel que aún sueña y despierta sonriendo. A través de la historia, se ha demostrado que lo más sencillo y menos arriesgado será siempre quejarse y que lo más difícil es ser feliz, decir gracias y formar parte del cambio. Sonríe. Las cosas buenas le pasan a la gente feliz.

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