El huevo o la gallina?
Se pueden realizar cambios estructurales que promuevan la generación de valor y el
aumento consistente de las ganancias de una organización, sin antes poseer una cultura
corporativa que permitirá el desarrollo sostenible de nuestra marca en el mercado?
Modificaciones profundas en estructuras, procesos y procedimientos que revolucionen
formas y metodologías de trabajo, y que en su conjunto garanticen operaciones más
rentables, eficientes y robustas, realmente podrían implementarse sin antes contar con
equipos altamente flexibles, motivados, comprometidos, productivos, promotores de
innovación, orientados genuinamente al cliente, fans de la empresa y alineados a nuestra
filosofía?
Aunque la respuesta pareciera ser evidente, la realidad nos podría estar mostrando otros
escenarios.
Qué factores intervienen para orientar nuestros esfuerzos al cumplimiento de variables
que son más cuantificables como la cantidad de ventas, la participación de mercado, los
ahorros contra el presupuesto o el manejo de inventarios, olvidando muchas veces que el
recurso más valioso del cual disponemos son las personas? Que sepamos, seguimos
siendo personas atendiendo personas.
De hecho, ello puede ser explicado básicamente por dos motivos; el primero radicaría en
una creencia bastante interiorizada de que la gestión del talento es una función exclusiva
de las áreas de recursos humanos, mientras que el segundo habla de las métricas que
empleamos en nuestros tableros de mando y su constante seguimiento. En el primer caso,
queda claro que es el responsable de Gestión Humana, en coordinación con el Chairman y
los VP de cada división, quien define la gran estrategia y los lineamientos necesarios para
consolidar al equipo que la compañía necesita, pero la labor formativa per se recae en
cada uno de los líderes que conforman una organización.
Más adelante hablaremos de las actitudes y aptitudes que todo líder debiera poseer para
hacer que las cosas sucedan, pero es relevante profundizar en un concepto muy
importante en estos días que es el núcleo de trabajo. Cada organización en el mundo se
comporta como un ser vivo y representa para el resto lo que existe en su interior; es por
ello que cada sub-área, área, departamento y división simboliza y trabaja como un órgano
de él. A estos últimos se les denomina núcleos y su performance estará directamente
relacionada a cómo interpretan lo que sus jefes quieren de ellos. Vale decir, si los líderes
de una organización se encuentran adheridos a una médula espinal llamada cultura
corporativa entonces es muy probable que cada una de las células trabajen al unísono,
empujando a este ser vivo no sólo hacia su supervivencia sino que buscarán su bienestar
permanente en cada una de las actividades que realicen.
El alma de este ser vivo viene representado a lo valores que la compañía ha impreso en
cada uno de sus colaboradores.
El segundo frente representa los indicadores que se incluyen en los principales cuadros de
mando de cada organización. Difícilmente hallaremos alguno que hable sobre cuan
motivados se encuentren los empleados, o en qué porcentaje aporta una mejora en la
productividad un trabajador que labora en el área Legal sobre el EBITDA generado en un
trimestre o simplemente cómo contribuye el compromiso de los equipos en el
sostenimiento de una marca. Ello es tan difícil de medir? La verdad no.
En múltiples ocasiones no se le da el crédito que corresponde a mediciones que en
muchas empresas ya se encuentran establecidas como el GPTW o os termómetros de
clima laboral que se suelen lanzar, pero lo cierto es que ellas sirven para mostrarnos que
tan cerca estamos los colaboradores a la compañía, y viceversa. Otros ratios que resultan
claves son las innovaciones que cada núcleo ha aportado al ser vivo durante un tiempo
determinado, o la cantidad de ascensos que ha tenido cada área, o el nivel de rotación de
personal de cada equipo, o simplemente qué presupuesto ha solicitado cada líder para el
desarrollo profesional de sus colaboradores.
Todas estas cifras, y seguramente otras más, nos ayudarán a confirmar que nuestras
células van en la misma dirección y en total equilibrio en pro del cuerpo que las contiene.
Al darse profundos cambios ya sea en toda la compañía o simplemente al nivel de una
división, las cifras más visibles y hasta más “vendibles” en una mesa de trabajo,
claramente son aquellas que van relacionadas a los ingresos y gastos. Y a pesar de que
éstos puedan mostrar resultados en azul durante varios meses, la historia nos ha
enseñado que ello no garantiza necesariamente su perdurabilidad en el tiempo si los
equipos no se encuentran identificados con esta transformación.
Dicho esto, qué se debe implementar primero? La respuesta debiera estar en que no
existe un orden obligado ya que como vimos líneas arriba, ambas se necesitan entre sí;
por ello lo más indicado estaría relacionado en un inicio o camino en simultáneo. Hasta
donde la ciencia nos ha enseñado, ningún cuerpo ha logrado vivir sin el alma y ningún
alma ha logrado subsistir sin el cuerpo.